El águila y la serpiente – por Abel Ledezma…

Abel Ledezma nos regala esta bellísima reflexión…

En el interior de cada persona se libra una gran batalla.

Por un lado se encuentra el águila que asciende.

Todo lo que el águila representa es bondad y belleza.

Esta se eleva muy por encima de las nubes y aun cuando cae en picada hacia los valles, construye su nido en los riscos verticales de las montañas.

Esta águila se alimenta de esfuerzo y entrega, forma también parte de su menú el sacrificio y las luchas.

Está acostumbrada a soportar privaciones y lleva con hidalguía las pruebas.

Nunca se derrota y está siempre dispuesta a volver a empezar.

Al otro lado de nuestro interior se encuentra la escurridiza serpiente, la víbora de cascabel.

Este taimado y engañoso reptil representa los peores aspectos de una persona, su lado oscuro.

La serpiente se alimenta de los fracasos y caídas de las personas.

La depresión es otro de sus bocados y se justifica a sí misma por su presencia en la masa escurridiza.

Por eso nos enseña a huir y a nunca enfrentarnos a nosotros mismos.

Tiene la facilidad de arrastrarnos a los vicios y suscitar en nosotros nuestros más bajos instintos…

La gran pregunta es: ¿Cuál de las dos ganará la batalla por nuestra vida?

La respuesta es más sencilla de lo que nos imaginamos: ¡Ganará la que más alimentemos!

¿A cuál estás alimentando más?

Si en tu vida toma control el fracaso y la mediocridad que te llevan a eludir constantemente tus responsabilidades…

¿No será que dejaste que la serpiente se enseñoreara en tu vida?

Dios no nos creó para el fracaso, y aunque digamos que ésta nos ha traído muchos sinsabores, también es cierto que nos ha regalado experiencias maravillosas y felices junto a nuestros seres queridos.

¡¡Deja de alimentar a la serpiente y de quejarte de tu propia suerte!!

¡¡Si te caíste, sigue el ejemplo del águila y vuélvete a levantar!!

OOOOO

Un pájaro parecido al de la foto chocó ayer (4.4.2021) en la zona de TRES CRUCES contra nuestra movilidad, pero al parecer no se lastimó seriamente, pues una vez liberado prendió vuelo .

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