Vacaciones con los abuelos maternos

En casa de los abuelos maternos Oberloskamp en Krefeld por el año 1951

Volviendo a la narrativa. Pasé muchas vacaciones con los abuelos maternos en Krefeld, a unos treinta km de Düsseldorf, donde aprendí muchas cosas de mi abuelo (ningún “Opa” como el abuelo es llamado en Alemania, también se llama “Grossvater” pero eso es muy formal y no se utiliza) que era amante de la naturaleza. El tenía un huerto familiar con verduras, plantas medicinales y aromáticas, conejos, pollos y todo muy bien cuidado por lo tanto daba buenas cosechas. En la punta de un árbol alto muchas veces cantaba al finalizar el día una “Schwarzdrossel”  (según mi diccionario un mirlo), es parecido en tamaño a un tiluchi, de color negro con pico amarillo, el macho. La hembra es color café claro, sin el pico amarillo llamativo. El macho cantaba una hermosa melodía. (Prende alto el parlante, por favor)

El Opa sabía cantar para mí una canción tierna para niños acompañándola con su piano.

Con mis veinteaños de edad viví en aquella fase de mi vida una experiencia que confirma lo dicho y tuvo una enorme influencia en mi interpretación de la reconstrucción de Alemania y la constitución de una Europa de paz. Hablo de mi abuelo. Tenía el grado de Coronel en la carrera administrativa del ejército, administrador de un aeropuerto militar, tuvo suerte de haber sobrevivido la guerra, y tenía con sus sesenta años una buena salud. Este ilustre abuelo trabajó en 1949 durante muchos meses como ayudante de albañil limpiando ladrillos de nuestra casa en ruinas después de un bombardeo en 1943, sacando mezcla vieja de los ladrillos para utilizarlos nuevamente. Lo que me importa es subrayar la humildad o el sentido realista de trabajar olvidándose de laureles.  En 1952 una sencilla casa familiar resucitada de escombros era habitable aún que no tan elegante como la villa de antes, con varias obras inconclusas.

Era mi tarea llevar al abuelo su “rancho” (léase su merienda), y como transporte utilizaba el tranvía. Grande fue mi entusiasmo cuando hace poco viajé en Lisboa en el mismo tipo de vagón, evocando la nostalgia de las décadas pasadas.

En Lisboa en 2014

Más adelante volveré a contarles la época estudiantil que me tocó vivir. Pero ahora deseo presentarle a mi querido Opa, el hombre que llenó el vacío que dejó mi padre y que no logró cubrir mi padrastro.

 

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