Con el diploma de licenciatura en administración de empresas calificado con la nota “buena”, me había entrado un gran relajo que nos inspiró a emprender el viaje por Europa de más de diez mil km. Sobre esa aventura tengo guardado un diario. Ya mencioné este detalle.
Para hacerme conocer mejor a través de esta hipermedia tengo que seguir tratando de recordar. Como logré recibirme con el título de Diplomkaufmann con buena nota, parecido al Licenciado en Administración de Empresas (1965), podí presentar un proyecto a un catedrático. El proyecto consistía de una investigación sobre el comportamiento racional de empresarios frente a la manera ineludible de tener que gerentar su empresa con información numérica confiable, en tiempo real para transparentar la gestión económica y financiera. Este proyecto de una investigación fue recibido con aplauso. Mi respetado e recordado Profesor tutor Fritz Klein-Blenkers utilizó varias veces citas de mi tesis de doctorado en sus publicaciones. Así finalicé la vida de estudiante. Deseo interpretar un poco esta experiencia.
Me critico. He estudiado con dedicación después de los primeros semestres gozando la libertad de cultivar la bohemia. También asistí a cursos en áreas ajenas a mi plan de estudio, como por ejemplo sobre el antisemitismo con el Profesor Alfonso Silberman. La crítica mía, conmigo mismo es no haber estudiado en otros países o por lo menos mejor aprovechado de viajar aún más a países durante las largas vacaciones universitarias. Las dos pasantías en París no han sido suficientes. Aplaudo a los estudiantes de hoy (sí, amigo Johan R., pienso con envidia sana en tu audaz plan de estudio) que saben mejor que yo la necesidad de conocer mentalidades, conceptos fundamentales de organizar la familia, las empresas, las organizaciones e instituciones y por ende el Estado. Mi propia crítica no es quizás justificada en gran escala, pues he viajado por Europa. He visto Praga todavía socialista, y Yugoslavia bajo el dictador comunista Josip Broz Tito, y años después he visto la diferencia abismal cuando estos países de la ex URSS contaron con socialdemocracia y economía social de libre mercado. He podido comparar las dos Alemanias, la capitalista del oeste, y la comunista del este, con la ventaja de cumplir largamente con la exigencia de la ciencia de “ceteris paribus” quiero decir que en ambos países principalmente los sistemas de contrato social y el orden económico varian mientras otros factores eran idénticos entre oeste y este.
Enfatizando: El sistema comunista resultó un fracaso rotundo comparado con el éxito capitalista en Alemania, más allá de las más audaces fantasías, lo que el mundo observó una vez caído el muro de Berlin.
Como paralelismo, tenemos que analizar y entender el gobierno de la UDP y su política socialista fracasada (¡27.000% p.a. inflación!). El buen concepto de orden económico fue realizado pero con graves fallas (que algunos amigos bolivianos consideraron normal inevitables). El experimento UDP llegó a su final, y el libre mercado y la democracia volvieron, y se recuperó la vida pacifica cotidiana. Reiterándolo: Hubo fallas en la implementación y el manejo del nuevo sistema democrático, hubo irregularidades que perjudicaron que el modelo con menos defectos pudiese mostrar toda su fuerza y ventaja. Lo que demostraron los tigrecillos asiáticos. El DS 21060 marcó el cambio del sistema.
En Alemania pertenecí a un concejo municipal donde he podido estudiar la democracia aplicada. Fui invitado a integrar un concejo municipal de la comuna donde vivía en esta época.
Esta experiencia influyó significativamente en algunas opiniones mías. Con este criterio de un concejal idóneo he visto el pésimo trabajo de una buena cantidad de honorables dirigentes nuestros (pienso como boliviano).
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