Philipp y el Jeep Toyota rojo

Ahora quiero hablar un poco de mis hijos. Philipp, querido hijo mayor con segundo nombre bautizado Wilhelm, llegó al mundo el 11 de noviembre de 1971.

Philipp, ¿mandando a alguien al diablo? No sé.
Con veinte años estudiante de Administración de Empresas en la UCC de Córdoba Argentina
Philipp con su hija Vera, estudiante de arquitectura en Colonia Alemania (2017)

En Colonia, Düsseldorf y algunas otras ciudades de la Renania, el 11.11., fecha de nacimiento de mi hijo mayor, es el inicio del carnaval   —–   cuando uno no conoce este detalle uno no atribuye sus simpáticas locuras y alegrías carnavaleras a la superstición que esta fecha influye. ¡Nació en el día de “Hoppeditzerwachen”!

Pero también por otra razón recuerdo la fecha: Yo fui contratado para dar una serie de cursos de capacitación para profesionales del sector seguros, y la apertura iba a ser, acompañada por autoridades y delante de unos 300 estudiantes, el día 11.11.1971 a las 19 horas, hora alemana lo que se entiende como con puntualidad. Y a las 18.30 estaba feliz y relajado mirando y admirando mi hijo nacido horas atrás. De pronto nos recordabamos: ¡la inauguración del curso! Bueno, el taxista tuvo que volar (recibiendo una propina importante) y violando el código de tránsito alemán como si no existiera. ¿Corrupción? Igual, llegué media hora atrasada. Todos bravos, bravísimos. Me acerqué al micrófono. Pausa. Más bravos conmigo por la pausa. Me acerqué más al micrófono como con ganas de comérmelo. “¡Buenas noches!” Pausa. “Pido disculpas por mi atraso.” Pausa y hostil silencio de tumba en el auditorio. “¡Disculpas! Me había olvidado mi compromiso con ustedes pues…(pausa) … ¡hoy nació mi primer hijo!”  Creo que los gritos, los aplausos, las felicitaciones eran como después de un concierto de los Beatles. Gracias, Philipp, me has ayudado a tener un muy exitoso semestre con este curso.

Y tengo que contar una aventura sucia cuando Philipp ya tenía un año y medio. Sus padres estudiaban papeles, habiendo comprado una casa, y su hijo en su mameluco se movía como un soldado, sigilosamente. Habíamos completamente olvidado que teníamos un hijo explorador.  De pronto: ¿Dónde está? Muy chocho y aún más sucio. En su mameluco había recorrido (agazapado como un soldado) el Café, sin necesidad de sus padres. ¿Acaso no ha sido una aventura sucia?

Cuando tenía doce o trece años, ya toda la familia residente en Bolivia, Philipp quería visitar a su padre que estaba trabajando en Caranavi y Teoponte produciendo ladrillos “6 huecos”. Philipp viajó de Santa Cruz ¡solo! sin adultos cuidándole a La Paz, donde un querido amigo, Mauro Castellón, lo recibió en la terminal de la flota para despacharlo al día siguiente por la “ruta de la muerte” a Caranavi. En otra oportunidad llegué a conocer el peligroso camino por Sur Yungas a la mina la Chojlla que visité con guía.

Yo estaba conversando con una autoridad de Teoponte cuando un colaborador suyo nos informó que un gringuito había llegado. No había finalizado su anuncio cuando ya mi hijo corrió hacia mí saltando en mis brazos. Había logrado ir en una camioneta de transporte público desde la terminal de la flota en Caranavi a Teoponte, así la gente le había informado para encontrar a su padre. Luego de un par de días Philipp y yo emprendimos la vuelta a La Paz ¡por la ruta de la muerte! Me sorprendió escuchar los comentarios de Philipp sobre el camino, la vista, las cascadas, el velo de la novia, los precipicios, por lo que le pregunté: Philipp, has venido por esta ruta, entonces la conoces. “No, Papi, a la ida estaba durmiendo” (habían jugado loba toda la noche…).  “¿Y tu mochila?”. “¡Ah! La había amarrado a mis piernas.”

Alguna conclusión: hay que arriesgar como padres algo para que aprendan a autoadministrarse. Quizásha sido exagerado permitir este viaje… Pero eran otros tiempos…

Philipp tiene muchos amigos del Colegio Alemán, de sus estudios y su liderazgo estudiantil en la Universidad Católica de Córdoba, habiendo trabajado en Coopers&Lybrand en Buenos Aires, en la CRE, catedrático en la UPSA, luego en BOSCH de Campinas, Brasil y luego en Europa. Philipp es mita-mita (léase a medias): mitad europeo y mitad suramericano.

Este TOYOTA Jeep año 1978 ha sido el gran amor de Philipp.

Este Daihatsu nos vendió el director del Colegio Alemán Metz. Mal!

 

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