1981 y 1982 en Aix-en-Provence: una alternativa

¡Nuestros tres niños que hablaron alemán, aprendieron el francés con tanta facilidad en un par de meses que fueron promovidos al curso superior! Estábamos ocupados con la mejora de una casa. Tenía pequeños trabajos de consultoría, pero el proyecto principal era comprar viejas casas en el sur de Francia, modernizarlas y venderlas. El mercado meta era Alemania, pues en aquellos años existía una marcada tendencia por adquirir una casa en un país del mediterráneo. Italia con su Toscana, España costanera, Francia y su Costa azul y su Provence etc. Esta actividad fue analizada con un socio francés responsable para comprar, ambos socios para modernizarlas y mi función era vender, un negocio que ya había realizado años anteriores en la costa de Holanda con resultados positivos.

En el 2012 no pude resistir y visité esta bellísima ciudad mientras viajábamos por la costa azul francesa y llegábamos desde Marsella a Aix-en-Provence. Fue sorprendente la facilidad con la que me ubiqué pese a dos décadas de no haber pisado aquella tierra. Buscamos y encontramos pese a un cambio del nombre de la calle lo que había sido mi casa y la actual propietaria tuvo la amabilidad de recibirnos.

Lo que comenté anteriormente sobre visitar sitios donde uno ha vivido intensamente, diciendo que es un reencuentro quizás doloroso, como en el caso de Schieder, lo sentí también en la visita a Aix, pero no dolió por mucho tiempo, más bien me sentí satisfecho de haber escogido aquel lugar bello para ir a vivir allá — bueno, mi vida iba supuestamente a continuar sobre estos rieles. Me equivoqué.

Lo que sí sentí y siempre lo había sentido en el pasado era el encanto mágico de la Provence francesa, en cierta manera comparable con la Toscana o con Andalucía.  Es esta combinación ideal de paisaje, clima, arquitectura e historia, el vino, ¡sí, el vino! y su gente! Creo que en estas regiones uno debe buscar la felicidad en si mismo pues el entorno ayuda en esta búsqueda. Una película con el título “Bajo el Sol de la Toscana” logra transmitir lo que con mis palabras no logro expresar.

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