1976: viaje al sureste de Asia

Mi viaje a Indonesia contiene elementos que invitan a un análisis desde la óptica boliviana, razón por la cual incluyo varios links.

Lo que no he contado todavía ha sido, con qué motivo viajé a Singapur y Jakarta en el año 1976.

Existía la eventualidad para mí de contratar un trabajo para un grupo industrial importante de Asia y representar sus intereses en Alemania. En este viaje combiné negocio, turismo, relax, contactos de amistad, y llegué a conocer Bangkok, Singapur, Kuala Lumpur, las islas Java y Bali, cuando todavía las masas de turistas no habían invadido este paraíso. En la jerga de la industria sin chimenea se habla de la “capacidad de carga” de turistas en un lugar atractivo.

En este viaje de cinco semanas aprendí muchas cosas. Encontré por todas partes gente alegre, amable, xenófila, pronta para ayudar. Tener una población xenófila es imprescindible, aunque no suficiente para tener éxito como país receptor de turistas. Nunca voy a olvidar el cariño que me dieron mis anfitriones. Hubo un cordial encuentro mío con la felicidad.

Creo que debo explicar con más detalles. En 1975 me llegó la invitación que dejó una semilla de un sueño en mí y que era muy fuerte. Un empresario muy rico, Mr. ***, con empresas diversificadas en Indonesia tenía en Alemania un hombre colaborador de su confianza. Este señor falleció. Se buscaba un reemplazante. La esposa del empresario y su hija *** propusieron a mi persona. Viajé a Yakarta, tuve una audiencia, y fin del plan. ¡Vaya inteligencia emocional ¡Con un multimillonario de origen chino no funcionaba! ¡Ni modo! Pero empezó un viaje de turismo. Agradezco profundamente a *** por haberme dado con su paciencia una pequeña llave para abrir los misterios de este mundo.

Era cuando aprendí la necesidad de respetar la “capacidad de carga” de un sitio ilustre. Al museo del Prado en Madrid no me permitieron en otra oportunidad entrar porque ya estaba lleno, había llegado al tope de su capacidad de carga. Tenía que esperar la salida de visitantes dejando espacio para que entren otros turistas.

Mencioné un bacilo que me contagió en 1976: vivir en el trópico. A partir de la experiencia de un estilo de vida primordialmente resultado del clima, de la vegetación, de la gente, no dejé este sueño. Quizás vale la comparación –guardando las diferencias de los casos- mencionar la preferencia que gozan los países del sur de Europa. ¿Me entienden cuando confieso que en Bolivia soy feliz? Es que aquí realizo un sueño, este sueño de 1976. Claro está que el sureste de Asia no es Bolivia, pero el clima, el clima y el clima y otras cosas derivadas del clima las tenemos en Bolivia, por ejemplo, las frutas.

¿Singapur es como Panamá? Bastante semejante, solamente que Singapur es más limpia desde los tiempos del alcalde Lee y sus castigos drásticos para infractores. En BBC dice un nefrólogo: Un político con una visión estratégica y un pragmatismo implacable: Lee Kuan Yew transformó a una pequeña isla con pocos recursos en una isla modelo de éxito económico y prosperidad. Bangkok no tiene equivalente en Bolivia, sus templos, sus ventas de orquídeas y frutas exóticas, las mujeres finas, un criadero de víboras venenosas que se ordeñan para producir antídotos, etc.

Kuala Lumpur, conocida de una película de acción con el agente secreto 007, tiene rascacielos de varios centenares de metros de altura que vamos a tener pronto, creo yo, también en Santa Cruz :-). Y después haremos competencia a Dubai y su Burj Khalifa. Con 828 metros de altura, es la estructura más alta de la que se tiene registro en la historia.

Hasta la fecha he conocido en Indonesia bien dos ciudades totalmente opuestas, y hablo de Jakarta: una Jakarta de elegancia y con un aire colonial (en la época de la colonización holandesa se llamaba Batavia), la otra Jakarta como el mercado Los Pozos, solamente con mucha más mugre sí, sí. Nuestros mercados, ¿acaso no son mugrientos? Pese al interés del alcalde de mantenerlos limpios.

¡Eso fue hace 40 años! No estoy redactando un folleto de promoción turística.  La culminación ha sido Bali. El espacio limitado me inhibe explayarme como me gustaría. Recuerdo el lema de esta narracion: mostrar situaciones que me influenciaron profundamente. ¡Bali! ¡Pero Bali de 1976! Lo que leo haciendo un cierto seguimiento sobre este destino del turismo de enormes masas y lo que me comunican amigos luego de sus visitas me da la sensación que este mí Bali querido ha muerto. Mi Santa Cruz de la Sierra de 1976 – ¿dónde te ocultas? Hay que estar conscientes y atentos de este peligro que se incrementa a la medida que más y más gente está económicamente en condiciones para invadir lugares paradisíacos sin tener la cultura y el respeto por bellezas ajenas. ¿Qué diría Alexander von Humboldt ó Alcide D’Orbigny???  Amplio este capítulo con una cierta enumeración de maravillas y conecto mediante link al INTERNET. Les sugiero aprovechar de esta técnica para compartir mi entusiasmo. Pero primero la información imprescindible para opinar con criterio.

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