Mi gusto por la pintura

Mi madre era bella. Me abrió la puerta a la música clásica y a la pintura.

Gracias a mi madre empecé a coleccionar cuadros de Fred Kocks que adornan nuestra casa en Santa Cruz. Fred Kocks vivió entre 1905 –1989 en Düsseldorf, Alemania, estudió en la Academia de Arte de esa ciudad y fue alumno particular del Prof. Helmut Liesegang.

El «Temerario» remolcado a su último atraque para el desguace
(The Fighting Temeraire tugged to her Last Berth to be broken up)

Es un conocido cuadro del pintor romántico británico Joseph Mallord William Turner. Se trata de un óleo sobre tela que mide 91 centímetros de alto por 122 centímetros de ancho. Actualmente se conserva en la National Gallery de Londres (Reino Unido).

Este cuadro ejerce sobre mí una fascinación casi mágica. Lo he visto en Londres, en The National Gallery, en 1955 y 1956, y he buscado su compañía sin descansar. Cuando visitamos el Deutsche Museum en Munich en 2012 encontramos allá el cuadro. En una de las últimas películas de 007 está James Bond sentado delante de este cuadro filosofando. En nuestro departamento puedo, las veces que quiero, mirar y admirar una copia que me regaló Kuky pintada por ella misma. “El cuadro también sugiere una reflexión sobre la suplantación de la vejez por la juventud…” dice la interpretación abajo. Siempre tuve ese sentimiento.

La pintura representa una de las escenas que el propio Turner fue testigo en 1838: el destino final del HMS Temeraire, en el momento en el que fue remolcado desde la base de la flota, Sheerness, en la desembocadura del Támesis, hasta su destino final: el desguace o lugar donde se convertiría en chatarra para reutilizarse.

Es una obra extraña, fascinantemente romántica y repleta de significado. Bajo la superficie se encuentra una nostálgica reflexión sobre ese buque tan antiguo y chatarrero, de cómo los días de gloria ya han pasado y el que fuera uno de los mayores símbolos del poder de la Marina Real Británica, navega rumbo a su muerte: los astilleros de la flota, donde será desarmado. El ocaso del sol coincidiendo con el ocaso del navío… El cuadro también sugiere una reflexión sobre la suplantación de la vejez por la juventud así como el enfrentamiento de valores entre la modernidad de la máquina de vapor (rápida, técnica, eficaz… pero sin gloria) y la tradición ya pasada de la navegación a vela (grande, gloriosa, hermosa, noble), que representada en el cuadro por el Temeraire se ve humillantemente remolcada hacia la muerte por una máquina de vapor.

Este cuadro era uno de los preferidos de Turner. Ha sido interpretado también como una reflexión del pintor sobre su propia vejez.

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