Riberalta

Hermosa melodía del Beni tocada por los Kjarkas

Mi morada en el pueblo de Riberalta

Me sentía feliz. Tenía una empleada, Ana, que administraba hábilmente mi hogar en la casa flotante. Esta y dos santarenes fueron gravemente dañados por un tornado que pasó en su camino exactamente sobre mi morada. Compré en la orilla del río Beni un lotecito, donde me hice construir un lindo pahuichi, techado con paños de jatata y piso de cerámica. Un sistema de agua de la noria con bombas y un tanque grande daba el lujo de una ducha y un baño, lo que convirtió el pahuichi, pese a sus paredes de tabique, pero con ventanas de marcos de metal y de vidrio (contra el polvo de la calle), en mi pahuichi turbo.

Mi pahuichi en Riberalta, y al fondo el río Beni, que iba a entrar en crecida

 Estampas de Riberalta

 

Sé el primero en comentar

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *