¿El pasado fue mejor o peor que el presente? – 12.3.2024

La modernidad supone una oleada de transformaciones en el ámbito mundial: la industrialización, el desarrollo de los medios masivos de comunicación, el surgimiento de la clase empresarial, la burocratización, la secularización y la producción en masa entre otras cosas; sin embargo, con el pasar del tiempo, la modernidad se viene consolidando como muchos otros factores que han empezado a diseccionar los cimientos mismos de la sociedad, con el argumento de que la modernidad es un proceso de cambios que buscan homogeneizar a la sociedad, dar paso a la creación de individualidades promoviendo que los hechos y objetos se hagan de conocimiento y aprovechamiento universal.

Cómo anhelo eso que muchos llaman arcaico o viejo, anhelo esos tiempos pasados donde las calles eran de tierra pero la gente se concentraba en ellas para poder jugar descalzos con pelotas de trapo o simplemente a conversar en la acera y fortalecer los vínculos de amistad, anhelo esos tiempos donde no había tantos vehículos y donde las personas cuidaban su salud caminando mientras tenían que realizar sus actividades cotidianas, anhelo esas épocas de antaño donde la gente no tenía en sus manos tanta tecnología y podía hacer uso de la verdadera comunicación, anhelo aquellos tiempos donde el saludo cordial, la vestimenta impecable de hombres y mujeres era una distinción sin importar el nivel económico que tenían, donde la solidaridad era lo cotidiano, anhelo esos tiempos en donde si bien, no se tenía mucho progreso, teníamos conceptos de vida claros, anhelo ese tiempo donde la música enamoraba y dignificaba, anhelo aquellas épocas donde solo se tenía uno o dos canales de televisión o donde no había ninguno, simplemente agarrabamos una revista de Condorito, el Llanero Solitario, Dartagnan, Paturuzu, Trucutú, Isidoro Cañones etc; o para los mayores Selecciones del reader’s digest, un periódico o una que otra buena novela de algún notable escritor. Anhelo aquel tiempo donde la gente te respetaba por la clase de persona que eras no por cuánto tenías en el bolsillo, anhelo aquel tiempo donde la vida no era fácil, pero se vivía en plenitud porque el afecto, el aprecio imperaba y no había lugar a la frialdad, a la indiferencia o al desgano. Anhelo esa época donde la luz se terminaba antes de la media noche y con una vela o un mechero las personas se reunían en familia para contar viejas anécdotas, cuentos de terror u otro acontecimiento que se vivió en el pueblo, fortaleciendo así los lazos de familia. Anhelo esa época donde el respeto a los padres, a los maestros y a los mayores en general era una premisa que nadie podía objetar o violar, porque era una forma de vida. Anhelo aquella época donde todos se conocían donde podías dejar tu casa sin tener que poner candados, anhelo aquellos tiempos donde podías caminar por las calles sin temor alguno.

Creíamos que nos faltaban muchas cosas, pero al parecer teníamos mucho y no nos dábamos cuenta.
Si esta es la modernidad que nos hablaban en nuestra infancia, prefiero quedarme en lo anticuado, lo tradicional…
Foto: plaza 24 de Septiembre, Santa Cruz de la Sierra, principios del siglo XX.

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