My Way Artículos
Este suplemento de EL DEBER, del año 1990, muestra una foto obsoleta. Doña Biggi nos dejó, y mi estadía en Santa Cruz ya va por 35 años, dejando sus huellas. Como canta Edith Piaf afirmo yo: No, no je ne regrette rien — no, no arrepiento nada! La vida es bella y me ha tratado bien en Bolivia. Gracias Bolivia.
Rodéate siempre que puedas de gente de corazón. Gente de alma grande. Personas sencillas de gestos afables. Son la mejor compañía.
Wie wahr. Vor 80 Jahren erschien Stefan Zweigs „Schachnovelle“.
Good morning, England Lovers! We’ve climbed this hill countless times and never tire of the stunning beauty of Gold Hill in Shaftesbury, whatever the season. This was taken last year during our pre-Christmas visit, when we stayed for the last time in the much-loved Updown Cottage before it was handed over to the new owner.
Primero la primera vela encendida
Después la segunda
Después la tercera
Luego la cuarta
Y si se prende la quinta vela, ya pasó navidad sin tu participación.
Les deseo lo mejor
Willi Noack
Felipe Caballero Ordóñez, consultor
La oligarquía paceña, la que inventó a la Bolivia del siglo XX, está condenada a desaparecer. Fue derrotada. Derrocadísima. Su derrota llega hasta el final y un poco más allá, de donde llega la expresión: derrocadísima.
Que quede claro y muy claro. La Paz inventó a la Bolivia del siglo XX. La Bolivia todavía contemporánea, es un invento interesantísimo de la oligarquía paceña. Para ser más preciso: es un invento de las elites mineras paceñas. Hoy, de esos inventores, de esa oligarquía tremenda y muy paceña, capaz de inventarse un país, solo y tan solo para sacar y vender minerales, no queda ni la sombra.
Porque esa elite, a veces brillante, a veces no brillante, otras veces opaca y hasta oscura, hoy es un montoncito de collitas blancoides, arrinconados, acorralados y asustados en sus casas de la zona Sur.
Y el control de La Paz, el control del poder, el control del centro del poder, el control de lo que queda de ese invento que fue la Bolivia del siglo XX, está ahora en manos de El Alto y su burguesía comercial emergente.
Como en las leyendas clásicas, a La Paz y a sus elites, las derrotó uno de sus hijastros predilectos. El más cercano de cuantos pudo haber tenido, aunque no lo haya parido: El Alto. Y es que El Alto vino de otros lados, vino del altiplano. Fue una hechura de los habitantes de esas pampas y nunca de La Paz.