Carlos Fuentes escribió: “Cuando el tiempo urge, la historia ruge”.
Y nuestro fundador ÑUFLO de Chávez nos legó un mandanto ”A poblar y desencantar la tierra” .
En palabras siempre vigentes de Alcides D’Orbigny, que recorrió estas tierras entre 1830 y 1832, las nuevas realidades de la naciente región “merecieron ocupar mejor sitio en la historia”. En su opinión, los hombres de los que él habla “…no tuvieron que batirse con los mejicanos civilizados ni conquistar las proverbiales riquezas del Perú; pero, por lo mismo que exploraban un país menos poblado, más salvaje, debían superar muchos obstáculos. Al escrutar la historia del Río de la Plata impresiona, sobre todo, esta verdad, así como la escasa resonancia que encontró el descubrimiento de esa parte del nuevo mundo, de la que Santa Cruz de la Sierra depende. Apenas habían transcurrido once años después de que Solís avistara las márgenes del Plata, cuando el primero de tales hombres llegó de las costas del Brasil al pie de los Andes. Es extraño ver a América atravesada en todos los sentidos, en los primeros tiempos del descubrimiento del nuevo mundo”, mientras los personajes ya hablaban del mestizaje y de la nueva vida, de las dos orillas y de la “dualidad que marcó el destino en las Américas. ”