La semana pasada, inquietantes imágenes provenientes de Argentina mostraban a profesores universitarios impartiendo clases en aulas sin electricidad o al aire libre, sin micrófonos ni proyectores debido a la falta de fondos. Estas escenas generaron malestar e indignación generalizados, lo que desencadenó manifestaciones masivas el pasado martes.
Con libros de texto y diplomas en alto, cientos de miles de argentinos inundaron las calles de Buenos Aires y otras ciudades, entonando el himno nacional en protesta por la defensa de la educación pública, reflejando un creciente descontento social con las políticas económicas del presidente Javier Milei.
Incluso la Universidad de Buenos Aires (UBA), clasificada entre las diez mejores universidades latinoamericanas según el «QS Latin America University Rankings 2024» de Quacquarelli Symonds, se encuentra en una situación de incertidumbre. La universidad advirtió que, sin un plan de rescate, solo podrá mantener sus operaciones durante otros tres meses.