El presidente prepara un nuevo decreto, mientras el Congreso todavía no empezó a discutir el primero, que desreguló la economía, ni la ambiciosa “ley ómnibus”. La encuesta que registró un inédito shock de confianza con la asunción del líder libertario.
Argentina.-
No hay dos sin tres. Al shock de reformas que propuso Javier Milei en sus primeros días de gobierno le seguirá en las próximas horas un nuevo capítulo, el tercero. Después del DNU que promovió fuertes desregulaciones en la economía y la política, y la “ley ómnibus” que propuso cambios profundos, más apertura, menos presencia del Estado y una modernización educativa, ahora lo que prepara el Presidente es un nuevo decreto que tendrá por objetivo derogar unas 160 leyes a las que considera “obsoletas”.
Cuando todavía el Congreso no termina de digerir cómo abordar las dos primeras medidas de shock que anunciadas por el jefe de Estado, la mañana del sábado un interlocutor cotidiano del primer mandatario le confirmó a Infobae que la medida que viene será un nuevo DNU para eliminar un paquete de normas sobre las que hay poco precisión. Su sola mención ya alarmó a los bloques de la oposición. Es que se sabe que viniendo de la escudería del asesor sin cartera Federico Sturzenegger, entre supuestas anulaciones inofensivas pueden colarse temas de alto impacto.
En la corrosiva columna del diario Perfil -donde le recordó a la CGT que “negoció sin remilgos con dictaduras”- Sturzenegger brindó una explicación naif que no hizo más que alentar las peores sospechas al peronismo. “Se enviará muy pronto un proyecto de ley para derogar unas 150 leyes absurdas u obsoletas. Entre ellas, leyes que te obligan a hacer trámites imposibles de cumplir (pero que te sancionan por no hacerlos). Leyes que regulan cosas tan innecesarias como las carreras de palomas (por innecesaria no me refiero a las carreras en sí, tema sobre el cual no tengo opinión, sino a la regulación de estas), o que hacen declamaciones vacías de contenido sobre las mareas y otros temas”.
Ni las “carreras de palomas” como el “otros temas” que pronunció el consejero oficioso de Milei le alcanzan al peronismo, que por ahora está alineado con la estrategia obstruccionista del kirchnerismo y los gremios. Quieren ver rápido de qué se tratan las otras 150 “leyes obsoletas”. Es que ya están escaldados con lo que pasó en las últimas tres semanas del año, que pasaron de subestimar al presidente por no tener diputados, senadores, intendentes ni gobernadores propios, a calificarlo de dictador y correr rápido a los tribunales para tratar de frenar su pulsión reformista, casi revolucionaria.
Los anuncios y las reformas -que entre el DNU y la ley ómnibus modifican con más de 1000 artículos unas 500 leyes- surgen de una figura como Milei que avanza sobre los escombros de un sistema político que no logró durante los últimos ocho de los mandatos de Mauricio Macri (PRO) y Alberto Fernández-Cristina Kirchner (PJ) dar respuestas eficaces a las demandas sociales y que no hicieron más que provocar retrocesos económicos y sociales y un deterioro acelerado de la calidad de vida de los ciudadanos que fueron a votar.
Shock de confianza
Es un fenómeno interesante que aparece de manera nítida en el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) que elabora la encuestadora Poliarquía para la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella. En el informe de diciembre registró datos que no reconocen antecedentes inmediatos. Se releva la opinión sobre la evaluación general del gobierno; la eficiencia en la administración del gasto público; la preocupación que perciben en las autoridades sobre el interés general; la honestidad de los funcionarios; y la capacidad para resolver los problemas del país.
En esta edición tuvo la particularidad que pudo tomar el impacto consolidado del cambio de gobierno y la llegada de Javier Milei al poder porque se hizo entre el 11 y el 15 de diciembre. Y lo que relevó el estudio fue que en todos los indicadores se produjo un salto inédito, un shock de confianza nunca visto: “En términos interanuales el índice tuvo una variación positiva de 128,4%. El nivel de confianza actual es 45,3% mayor al de diciembre de 2019, y 59% mayor al de diciembre de 2015, momentos en los que también hubo un cambio de gestión presidencial”.
“El aumento del ICG a más del doble del valor de noviembre corresponde, en parte, a que en las transiciones anteriores (dic. de 2015 y dic. de 2019), el aumento de confianza se reflejó en el mes de enero posterior a la asunción, porque el trabajo de campo sucedió en los primeros días de diciembre y no llegó a capturar la confianza en la nueva gestión. En el corriente año, el trabajo de campo se realizó con posterioridad a la asunción del nuevo presidente, anticipando de esta manera el efecto desde diciembre de 2023″, indicó la encuesta publicada por la Universidad Di Tella.
Y expone una clara comparación: “Como referencia, el aumento del ICG entre noviembre de 2015 y enero de 2016 (inicio de la gestión Macri) fue de 79,4%, y de noviembre de 2019 a enero de 2020 (inicio gestión Fernández) solo del 17,5%. El nivel de confianza actual en el gobierno, durante toda la gestión de Alberto Fernández, solo fue alcanzado (y superado) en abril y mayo de 2020, durante el pico de confianza asociado al comienzo de la pandemia de COVID-19″.
Según confirmó a Infobae otro encuestador que trabaja para el sistema político y mide el pulso de la opinión pública, lejos de haber tenido retrocesos en la imagen, Milei registró en los últimos días, después de anunciados sus ambiciosos proyectos de reforma, una sensible mejora en sus niveles de aceptación popular, pese a las protestas en las calles de la CGT y las acusaciones de la oposición en la Cámara de Diputados y en el Senado de la Nación.
De todas maneras, en el entorno del presidente activaron una serie de operativos para evitar que la oposición se consolide como mayoría. En el Senado la vicepresidenta Victoria Villarruel consiguió mantener la mayoría de los 39 votos que, sin contar a los kirchneristas de Unión por la Patria, les permitirá funcionar para tratar una de las iniciativas incluidas en las sesiones extraordinarias. Se trata de la Boleta Única de Papel, que el peronismo se resistía a aprobar y podría estar sancionada dentro de 15 días. Y en Diputados, Martín Menem y Oscar Zago, con apoyo del jefe Gabinete, Nicolás Posse, y su equipo, más el ministro del Interior, Guillermo Francos, tendrán el mismo objetivo: avanzar con mayorías propias y evitar la unificación de la oposición.
“El DNU está ok. No es un tema. La Corte Suprema nos dio hasta febrero y ni los gobernadores, ni los radicales ni el PRO van a jugar con el kirchnerismo. El DNU tiene plena vigencia y ya está corriendo. Sí es verdad que tenemos que trabajar el contenido de la ley ómnibus”, explicó la misma fuente con acceso al despacho presidencial. Por último, y como informó Infobae, este fin de semana, el propio Milei estaría dispuesto a recibir a la CGT para iniciar una negociación. Es un guiño que puede cambiar la lógica de confrontación que tuvo en el anuncio del paro general -a sólo 18 días de la asunción- su momento de mayor tensión.
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