Hace cuatro años que Gran Bretaña abandonó la UE. Las próximas elecciones en el Reino Unido se celebrarán dentro de doce meses, pero ya nadie habla del “brexit”. ¿Qué les aportó la salida de la UE a los británicos?
El «brexit” fue el tema dominante en Gran Bretaña luego del referéndum de la Unión Europea , que se llevó a cabo en 2016. Pero desde la salida oficial de Gran Bretaña de la UE, a finales de enero de 2021, parece que a los británicos se les cayó un gran peso de encima: ya no habría, por fin, más discusiones al respecto, ni con los vecinos, ni con los amigos, ni con la familia. En las encuestas de institutos demoscópicos realizadas para saber qué temas preocupan más a los ciudadanos, los temas concernientes a la UE y al «brexit” ya no figuran entre los diez primeros. En la última encuesta del Instituto Ipsos, sólo un cinco por ciento de los encuestados dijo que Europa era un tema importante, con la economía y la inflación a la cabeza.
Los «brexiteros» ganaron, y eso ya nadie lo discute. No hay ninguna fuerza política en el país que se haya puesto como objetivo dar marcha atrás al «brexit”, aunque, según estimaciones oficiales, el Producto Social Bruto de Reino Unido se debilitará en un cuatro por ciento a largo plazo, y la mayoría de la población ya está arrepentida de la salida del bloque europeo.
¿Qué puede hacer Gran Bretaña entonces con su nueva independencia? No mucho, según los expertos de UK in a Changing Europe, del King’s College de Londres. Estos observan, a través de un «rastreador de divergencia”, en qué sectores de la economía se diferencian el Reino Unido y la UE. «Boris Johnson habló mucho de usar las ‘nuevas libertades’, pero hasta ahora se puso en práctica muy poco de eso”, dice la investigadora Jannike Wachowiak en entrevista con DW.
Pocos beneficios económicos visibles
Las desregulaciones son, hasta ahora, más bien de naturaleza simbólica. Un ejemplo de ellas es la posibilidad de vender vino en botellas de medio litro. El ministro responsable intenta vender la nueva ley como un progreso: al fin y al cabo, Winston Churchill también bebía así su querido champán. Pero aún sigue habiendo confusión acerca de los beneficios económicos reales.
Hasta el momento, se pueden identificar solo pocos de ellos. Después de todo, hay nuevas barreras para comerciar con el socio más importante. La incertidumbre en torno a la salida de la UE ha frenado las inversiones de las empresas. Y para disgusto de muchos de quienes votaron a favor del «brexit”, el número de inmigrantes es ahora mayor que antes de abandonar la UE: más de 700.000 en un año. Una cifra récord.
Las enfermeras ahora provienen de África o Asia
El sector de la salud en particular depende de trabajadores calificados del extranjero. El Gobierno británico tuvo que expedir casi 100.000 visas a médicos, enfermeras y otros especialistas de la salud en un año, más que nunca antes, según el Instituto Observatorio de Migración de la Universidad de Oxford. La mayoría de los trabajadores cualificados contratados no proceden de la UE.
Hace cuatro años, la londinense Deirdre Yager estuvo entre los que celebraron la noche de la salida. Ese momento le pareció «emocionante”, incluso «embriagador”. «¡Libertad por fin!», pensó. Lo que más le molestaba de la UE era la burocracia, que consideraba demasiado despilfarradora, demasiado antidemocrática y demasiado alejada de las realidades de la vida en su propio país.
Si bien no puede ver claramente cuáles son las ventajas del «brexit”, tampoco siente las desventajas, explica. Su hijo vive en una residencia de ancianos debido a una grave discapacidad, y su marido, Barry, que sufre de Parkinson, también necesita ayuda regular. No hay problemas con el personal médico o de enfermería, afirma Deirdre Yager. En lugar de proceder de la UE, como antes, las enfermeras proceden ahora de África o Asia. Un joven de Sri Lanka cuida mucho de Barry. No se arrepiente en absoluto del «brexit”.
¿Inmigración selectiva?
Para el economista Julian Jessop, el nuevo sistema es una mejora. En lugar de, como anteriormente, permitir la inmigración sin freno desde la UE, ahora se puede dejar ingresar a trabajadores y profesionales al país, exactamente para los sectores en los que se los necesita.
Jessop es uno de los pocos economistas británicos que apoyan el «brexit”. En su opinión, muchas empresas contrataban mano de obra barata de la UE, en lugar de invertir en nuevas tecnologías. Esa también es una de las razones por las cuales la productividad en Gran Bretaña es insuficiente. El «brexit” ha dado más margen de acción, pero el Gobierno actual es demasiado cuidadoso como para aprovechar eso.
No tiene sentido orientarse demasiado hacia la UE y simplemente adoptar sus normas, ya que entonces no se aprovecharían las oportunidades, dice Jessop. El objetivo es crear nuevos acuerdos comerciales, por ejemplo con EE. UU., aunque estas negociaciones se hayan estancado. El experto también ve buenas oportunidades en mirar hacia EE. UU. en el sector financiero y la inteligencia artificial, para diferenciarse de la UE, que está fuertemente orientada a las normas.
Los límites de la independencia
Jannike Wachowiak no descarta tampoco que Gran Bretaña pueda sumar puntos en el futuro en el área de la inteligencia artificial. Sin embargo, el problema de no estar presente en muchas conversaciones importantes sigue siendo un obstáculo. Este es el caso del Consejo de Comercio y Tecnología, donde la UE y EE. UU. se comunican periódicamente a nivel ministerial sobre los acontecimientos globales.
Asimismo, existe el llamado «efecto Bruselas”: como potencia económica importante, la UE puede establecer estándares que otros países también pueden seguir. Gran Bretaña no tiene esta opción. La UE es un sistema dinámico y está en constante desarrollo: el Reino Unido tendrá que decidir si quiere seguirlo o no.
Sin embargo, es más probable que todas estas cuestiones se debatan en círculos profesionales y no en bares o fiestas de cumpleaños. Deirdre Yager destaca que la gente ya no quiere discutir sobre el «brexit”.
(cp/ers)
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