Una mujer enmancipada escucha a dos amigos que hablan mal del sexo opuesto. Enojada les dice: «¡Si fueras mi marido, vertería veneno en tu café!» Entonces él, ingenioso: «Sí, sí … ¡y si fueras mi esposa, me lo bebería!» Compartir...Facebook0Google+0TwitterLinkedinemailPrint
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