Alemania logra esquivar de nuevo la recesión técnica, pero no se despega del fantasma del estancamiento crónico – 5.11.2024

Economía
El PIB crece un 0,2% en el tercer trimestre frente al- 0,1% esperado
Sin embargo, el dato del segundo cuarto se revisa del -0,1% al -0,3%
Los expertos esperan que el PIB se siga moviendo en lateral en 2025
Mario Becedas
30/10/2024 – 10:08 Actualizado: 11:40 – 30/10/24

La economía de Alemania logró salvar los muebles en el tercer trimestre del año al esquivar la recesión técnica (dos trimestres consecutivos de contracción del productor interior bruto). Por cuarta vez desde la salida de la pandemia, la economía germana logra salvar este matchball in extremis, hito que en algunas ocasiones ha llegado después de posteriores revisiones del dato. Más allá del componente simbólico de caer o no en recesión técnica, el cuadro general sigue siendo de debilidad. El hecho de esquivar esta doble contracción no es óbice para que la tradicional locomotora económica de Europa siga arrastrando el sambenito de ‘hombre enfermo’ del Viejo Continente y no consiga despegarse de su mayor fantasma ahora mismo: un estancamiento crónico en el que lo cíclico y lo estructural se unen, desembocando en un preocupante cuadro de anemia.
El 0,2% intertrimestral del PIB publicado este miércoles por la agencia estadística federal Destatis en su lectura preliminar del indicador sorprende positivamente respecto al -0,1% esperado por la mayoría de economistas. Sin embargo, la revisión del -0,1% al -0,3% en el segundo trimestre supone un nuevo golpe de realidad. A falta del desglose del dato de PIB, Destatis solo deja esta pincelada: «El gasto en consumo final de las Administraciones Públicas y los hogares, en particular, aumentó en el tercer trimestre». En términos interanuales, el PIB se contrajo un 0,2% en el tercer trimestre y amplía el temor a que la economía cierre su segundo año seguido contrayéndose.
La mención a los hogares dibuja una muy tenue esperanza en medio de este largo invierno económico alemán en el que el fin del barato gas ruso por la guerra de Ucrania, las fuertes subidas de los tipos de interés y el doble golpe chino (ya no compra tanto al amigo alemán tanto por su momento de debilidad como por su propio impulso en la producción de alto valor añadido) han sido demasiado. La prueba es cómo Alemania se desengancha del tren del crecimiento que encabeza ahora mismo España. Todo esto alimenta el relato de que el Banco Central Europeo (BCE)se tendrá que emplear a fondo con las bajadas de tipos para reanimar a su ‘paciente’ más herido.
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Las mayores preocupaciones se han centrado en un sector manufacturero está lidiando con una pérdida de competitividad que los ejecutivos atribuyen a los altos costes de la energía, la excesiva regulación y la escasez de personal cualificado en medio de una ingente brecha demográfica. Los citados problemas se reflejan cada día en los fúnebres titulares que desprende la históricamente todopoderosa industria nacional, especialmente la considerada como auténtica ‘joya de la corona’: la industria automotriz. Especialmente revelador es el caso del gigante Volkswagen, con continuas actualizaciones a la baja de sus cifras, caídas en bolsa y anuncios de cierres de plantas en suelo alemán después de más de 80 años que han dejado en shock a la sociedad germana.
La incertidumbre ha llevado a los consumidores a aumentar el ahorro en lugar de gastar los aumentos salariales que recibieron en los últimos meses. Es por eso que cualquier repunte en el gasto de los hogares se mira con cierto escepticismo en un escenario generalizado de incertidumbre y descontento que se refleja también en la política. La ‘coalición semáforo’ encabezada por los socialdemócratas de Olaf Scholz muestra una continua fragilidad entre divisiones internas, restricciones al gasto por la famosa sentencia del Tribunal Constitucional contra la ‘treta’ fiscal del Ejecutivo para fomentar las inversiones y el avance de la ultraderecha en cada proceso electoral regional a lomos de un creciente debate sobre la inmigración. En las últimas semanas se han visto escenas como la de Scholz pidiendo a los empresarios que contraten más y suban sueldos al mismo tiempo que gigantes nacionales como Siemens se han mostrado tajantes sobre el estado de cosas en el país: «No hay nada que hable a favor de invertir en Alemania».
Aunque se ha evitado una recesión técnica, la economía alemana sigue siendo apenas mayor de lo que era al principio de la pandemia», sintetiza en una nota para clientes Carsten Brzeski, economista jefe en el servicio de estudios de ING y auténtico médico del ‘enfermo’ alemán en esta realidad post-covid. «Si a primera vista los datos de hoy suponen un cierto alivio, la economía alemana sigue siendo actualmente un imán para las noticias macroeconómicas negativas. Desde el inicio de la pandemia, el crecimiento trimestral se ha estancado de media. Y a riesgo de sonar como un disco rayado, el estado actual de la economía alemana es el resultado de vientos en contra tanto cíclicos como estructurales», añade el economista.
Los indicadores adelantados de confianza no dibujan un panorama mejor para lo que queda de año. Aunque la reciente mejora del Ifo -indicador de referencia de la confianza empresarial del país- es un bienvenido cambio de rumbo tras cinco caídas consecutivas en los meses anteriores, el panorama general es que la economía alemana es muy débil. Tanto el Ifo como el PMI compuesto, que también subió un poco en octubre, siguen siendo coherentes con la contracción del PIB en octubre. Aunque aún es pronto, esto sugiere que Alemania podría enfrentarse a un tercer trimestre consecutivo de contracción en el cuarto trimestre, alerta Franziska Palmas, analista de Capital Economics.
Las perspectivas para 2025 también son malas, explica la economista, ya que «la estricta política fiscal, la pérdida de competitividad de la industria y una demografía adversa probablemente contrarresten cualquier impulso procedente de una recuperación de los ingresos reales de los hogares y de la relajación monetaria». «Actualmente prevemos que la economía alemana crezca sólo un 0,4% en 2025», remacha. En sus últimas perspectivas, publicadas este mes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima un 0% para Alemania este año y un 0,8% el próximo.
El propio Brzeski ve muy pocas razones para esperar un alivio inminente. El creciente número de insolvencias y los anuncios individuales de las empresas sobre próximas reestructuraciones laborales siguen pendiendo como la espada de Damocles sobre lo que ha sido uno de los pocos baluartes de la economía en los últimos años: el mercado laboral, certifica. El citado caso de Volkswagen sugiere que el mercado laboral podría estar virando rápidamente y el crecimiento salarial podría disminuir, advierte el experto, vaticinando que «la seguridad en el empleo en lugar de los aumentos salariales podría ser pronto el nuevo mantra del mercado laboral alemán». Los datos del mercado laboral conocidos también este miércoles muestran el comportamiento más débil del mismo en octubre desde finales de los años noventa. El desempleo aumentó en 27.000 personas en octubre, mientras que los economistas esperaban un aumento de sólo 15.000. La tasa de desempleo se mantuvo en el 6,1%.
Mirando hacia afuera, además de constatar la amenaza china (el gigante asiático es «la nueva Alemania», llega a decir Brzeski), el analista apunta a Washington ante las inminentes elecciones americanas y el eventual regreso a la Casa Blanca de Donald Trump: «Uno de los principales riesgos son los posibles aranceles de EEUU sobre los productos europeos». Algo que alimenta «un bucle negativo que se refuerza a sí mismo a raíz de más noticias empresariales decepcionantes y pocas respuestas políticas nuevas por parte del gobierno alemán», continúa. «Mientras no haya una orientación política clara, el fin del estancamiento parece improbable», sentencia el analista.
«Las empresas ajenas al sector del automóvil también están muy preocupadas porque el gobierno alemán no está tomando medidas decisivas para abordar los problemas de competitividad que se han ido desarrollando desde los años de Merkel y no se vislumbra una política de reformas coherente. Por ello, esperamos solo una tendencia alcista débil a partir de la primavera. Para el conjunto de 2025, prevemos un magro aumento del PIB del 0,2% (2024: -0,2%)», cierra Jörg Krämer, analista de Commerzbank.

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