“22/90″

Autor: Willi Noack

Publicado: SECCION 100, Separata de El Deber, 01.01.1990

Un defecto o error en el ejercicio profesional de la comunicación social, o por lo menos una omisión, es la falta de seguimiento de la noticia. Después de haber denunciado, acusado y, mediante una concientización y sensibilización, tal vez, haber logrado una intervención de las autoridades para subsanar una mala situación, el asunto pierde interés y cae en el abismo del olvido. Lo mejor sería manejar una lista de “pending matters”, lista de asuntos pendientes (Don Noel Kempff M.) que por rutina y en ratos oportunos según el caso, nos haga recordar y obligue nuevamente a analizar si ha sido resuelto exitosamente un asunto que fue inquietud y preocupación algún tiempo atrás, pero que hoy está olvidado porque hay temas de mayor gravedad.

Esta introducción explica por qué nos interesa un tema que no está “de moda”. Me refiero a la Ordenanza Municipal No. 22/90, publicada en la Gaceta Municipal No. 001, el primero de julio de 1990, más conocida como “Nuevo Modelo Municipal”.

Para aclarar bien mi posición: en la oportunidad de la presentación del Nuevo Modelo Municipal, me pronuncié sin vueltas a favor del entonces proyecto (pues todavía no estaba aprobado por el H. Concejo), por su pensamiento renovador, enfoque atrevidamente moderno, aplicación de la división de los poderes entre ejecutivo (H. Alcalde con su equipo profesional) y parlamento (“organismo legislativo, deliberante” H. Concejo). En el mes de abril, cuando fue presentado el revolucionario nuevo modelo en el Club de la Prensa por sus protagonistas (Ing. Percy Fernández, Lic. Freddy Teodovich y otros), encontré una audacia similar a la de la Perestroika y felicité a Percy Gorbachov por su valiente iniciativa, escribiendo lo siguiente: “Esta vez, felizmente, los autores de la comisión analista han optado por un paquetazo de Perestroika Camba, en forma de proyecto de una nueva ordenanza municipal que deja al economista asombrado por su enfoque netamente racional y enmarcado en los principios del modern management. ¡Gran aplauso!”

Un paréntesis: Por aquel artículo, publicado en SECCION 100, algunos me vincularon como hincha de un determinado partido político (así difaman al columnista, haciéndole partidario e insinuando que no tiene criterio ni juicio objetivo). Hoy me gustan los comentarios del H. Antonio Araníbar sobre la obscena guerra de los poderes. ¿Acaso he cambiado de partido por esta opinión? Si mañana algún representante de los partidos oficialistas presentara (¡ojalá, que lo haga, no sería una mala idea!) algún proyecto realmente importante para poder dar mi apoyo moral al mismo, ¿sería que otra vez he cambiado de partido? ¿Estamos?

Han pasado varios meses. Por inquietud y curiosidad profesional investigué un poco la suerte de este buen modelo (siempre a mi criterio) en la práctica. ¿Ha aguantado la prueba ácida? Pregunta justificada pues sabemos que muchos modelos nobles e importantes fracasan en la realidad; a veces por ser modelo bonito pero equivocado (ej. socialismo – comunismo); a veces por ser verdaderamente bueno y acertado en sus premisas, pero que fracasa por una mala aplicación – implementación o por obstrucción (boicot) de aquellos que no están contentos con los principios.

He hablado con el H. Alcalde, a quien algunos trata como “loco Percy” porque es un no-conformista, que no se ajusta al “opa solemne” que el cliché estipula aparentemente un una alcalde post-altoperuano; porque es un “manager”-ejecutivo que rompe muchos tabúes cuando habla en la jerga del pueblo.

Se dice que nadie es profeta en su propia tierra. ¿Será que los representantes diplomáticos de la comunidad internacional saben evaluar mejor las virtudes de nuestro dirigente moderno?, que utiliza palabras conceptuales como “costo-beneficio”, progreso, trabajo en equipos en vez de tener una corte feudal y figurar sólo en acontecimientos sociales. Por algo ellos prestan un gran, muy gran apoyo a la ciudad en lo que todos podemos ver y apreciar, pues nos afecta. Construir y enlosetar avenidas no es lo mismo que vender promesas baratas.

A mi juicio, lo más destacado del 22/90 es, reiterándolo, la división de poderes entre el poder legislativo, deliberante (art. 9) y el poder ejecutivo, modestamente llamado en el art. 10: “organismo ejecutivo”. Revolucionaria es esta división, porque la realidad común es la concentración de ambos poderes en un directorio, concejo (llámese este ente como se quiere) y que siempre consiste en lo mismo: los que definen objetivos, los que decretan políticas para alcanzar objetivos, los que fiscalizan y controlan el grado de logros, son los mismos que se sirven de los “ejecutivos” para que ellos mismo ejecuten, obligando al “ejecutivo”, entre comillas, a hacer caso; más claro aún: obedecer a las instrucciones del directorio en cuanto a la contratación de personas, compra de bienes y servicios, convenientes o no para la organización pública. Estos directores – legisladores – ejecutores – fiscalizadores – unipersonales son dictadores civiles por sus poderes absolutos.

El 22/90 acabó con esta práctica dictatorial, al asignar responsabilidades, facultades y obligaciones bien definidas a dos poderes, independientes el uno del otro.

En la práctica, ¿funciona vuestro Nuevo Modelo Municipal, señor Alcalde y Señor Presidente del Honorable Concejo Municipal?

Han pasado meses. Tenemos un alcalde decidido a utilizar las facultades que le otorgan las normas constitucionales y municipales de Santa Cruz. Esperamos que su nuevo estilo para gobernar un ente público tenga éxito, y en adelante se convierta en un modelo-piloto por excelencia para reformar otros entes en la democratización de la administración pública.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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