Ovidio Roca
Estudiosos de las culturas nacionales indican que Bolivia, actualmente aquejada de populismo agudo, ha sido y es un país inestable y subdesarrollado al carecer de un Proyecto Nacional y de cohesión social. No se ha consolidado el concepto de libertad y ciudadanía, donde todas las personas tienen los mismos derechos, siempre y cuando respeten los derechos de los demás y tampoco la idea Republicana de la separación de poderes, con la finalidad que cada poder controle al otro.
La boliviana es una sociedad profundamente abigarrada donde cada agrupación, en los campos étnico, social, económico tiene su propia visión, su propia ideología “nacional”, vale decir su propia y particular ideología sectorial o de clase.
La actividad política boliviana es básicamente corporativa y étnica, existen algunos movimientos ideológicos y precarios partidos políticos con doctrina y representación pública. Pero lo que realmente funciona son los Sindicatos y los Movimientos Sociales e Indígenas, defendiendo cada uno sus particulares intereses económicos y exigiendo del Estado cuide y permita la consecución de sus intereses.
Adicionalmente y en torno a lo social, a la tradicional división económica vale la pena agregar las grandes diferencias étnicas y culturales existentes, y bajo estas condiciones es muy difícil construir sólidas instituciones estatales y nacionales.
Un sector de la ciudadanía, los liberales demócratas, postulan que el ejercicio del poder deberá estar orientado a promover la libertad individual, la propiedad privada y la capacitación a la gente. Asimismo crear un ambiente propicio y de seguridad jurídica para que cada uno tenga un trabajo creativo y productivo, teniendo en cuanta las características y peculiaridades del país y de sus habitantes.
Asumiendo esta compleja realidad, lo lógico es que partiendo del reconocimiento de la riqueza que significa la diversidad étnica, cultural y ecológica del país, se construyan varios Estados Federales bajo un proyecto nacional de concertación y convivencia ciudadana. Bajo esta visión los territorios indígenas pueden ser Estados federales.
Compatible con la filosofía Federal, el Cabildo Indígena de los Pueblos Originarios de Tierras bajas decidió constituir el “Parlamento Indígena de los Pueblos Originarios de Tierras bajas, como espacio para la deliberación y organización: Para nuestra libre determinación, para consolidar las autonomías indígenas con gobierno propio, hacia la gestión sostenible de los territorios y la jurisdicción indígena”.
A medida que avanza la XI Marcha Indígena en Defensa de su Territorio y su Identidad, el Gobierno masista inicio una serie de acciones para desvirtuar esta movilización. Un grupo de interculturales del MAS intentó frenar la marcha, en tanto a través de los medios estatales las autoridades gubernamentales y dirigentes desconocieron este movimiento y su representatividad. Esto lo informo Marcial Fabricano luego de pasar por el Puente San Pablo, en el límite entre Beni y Santa Cruz.
Hasta ahora no se pudo avanzar con las Autonomías como un primer paso hacia el Federalismo. Se tuvieron malas experiencias y esto se produjo por carencia de experticia, de capacidad de gestión, de conocimientos, de saber hacer y sobre todo de asumir la responsabilidad que implica la toma de decisiones. Una cosa es tener competencias y otra asumir y ejercer estas competencias, pues cuando se las asume se toman decisiones buenas y malas y hay que responder por ellas. Pero por supuesto es más cómodo y echarle la culpa al otro cuando algo no funciona y sobre todo pedir todo al Jefazo y depender de él.
Federalismo se hace al andar y asumiendo planamente los retos y las responsabilidades.
ovidioroca.wordpress.com
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