Cuando estaba a punto de abandonar su carisma musical para abocarse a su profesión, un inteletual le susurró al oido: «Cualquiera puede ser ingeniero pero no cualquiera puede ser artista». Esta frase revolucionó sus más intrincados deseos de promover la música oriental y alimentar su vocación, tocando sus partituras e inspiraciones por diversos rumbos. Hoy despedimos a un destacado personaje que parió San Ignacio de Velasco y que en la esfera sideral expandirá sus notas y escalas musicales para deleite del exquisito Creador.
El ingeniero industrial José René Moreno Kheidler nació en San Ignacio el 2 de noviembre de 193l, hijo de Viador Moreno Peña y de Norah Kheidler Rivero, falleció a los 91 años de edad. Entre sus primeras composiciones se menciona el corrido mexicano: “Aunque quieras o no quieras”; el bolero “Amor de un día”. En la ciudad de La Paz compartió su arte con interpretes chuquisaqueños, tarijeños, cochabambinos en diferentes ritmos y géneros. En 1955 integró el Trío Los Pascaneros con Fito Zambrana y Godofredo Núñez, y otros conjuntos. Acompañó al cantante Chileno Pedro Telmo con el vals “Yo quiero un Mar para Bolivia”. Fue autor de 300 reconocidas obras musicales, entre ellas: Paica en Carnaval, Pan de Arroz, Amé Tauná, mismas que identificaron y valoraron la cultura chiquitana.
Conformó el Trío Los Cambas, junto a Juan Melazzini y Miguel Butron. En agosto de 1958, integró el Trío Bolivia. En el Gran Festival Mundial de la Juventud, en Moscú, obtuvo el segundo premio. En otros escenarios internacionales ganó el primer lugar con sus participaciones en representación de Bolivia. El Trío Los Cambas, se constituyó como uno de los mejores grupos musicales; difundió “Bolivia y su Música” del sello RGE de Brasil. En extensas giras su grupo reunía las condiciones para triunfar en el exterior.
La excelsa estructura poética de sus letras conviertieron a sus piezas en clásicos melodiosos de todos los tiempo. Encumbró a cantantes jóvenes que interpretaban sus composiciones, como la afamada Arminda Alba (En una ocasión los entrevisté y me agradecieron con la melodía: Mi viejo Santa Cruz).
La última vez que estreché la mano del (casi) nonagenario José René Moreno Kreidler fue un domingo (2019) en una misa dominguera cuando caminada a paso lento. En el atrio de la catredal de Loyola algunos feligreses que lo reconocieron lo rodearon para saludarlo. Yo hice lo mismo, pero no tuve la suerte de conversar con él. Su afectuoso amigo, el ganadero Bardelián Navallo lo inundó de recuerdos durante varios minutos y evocaron agradables momentos que en algún tiempo pasado compartieron, tal vez, caminando por las rutas coloradas de SIV.
Don José René Moreno, a mucho mérito ha sido reconocido por varias instituciones cruceñas y bolivianas. Hoy, el Gobierno Municipal de SIV está obligado a honrar la memoria de un hijo ilustre. Señor alcalde Ruddy Dorado y autoridades velasquinas no dejen pasar por alto este importante momento y la trayectoria de un grande, cuyo nombre debe ser grabado en la memoria de las nuevas generaciones. ¡Quien olvida su historia está condenado a memorizar culturas foráneas impuestas!
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