La sociedad boliviana ha visto con estupefacción como nuevamente una horda digitada por un sector del masismo alteño ha provocado una desgracia superlativa, a la vista y paciencia de una Policía que ha llegado al extremo de la degradación y el servilismo al Poder. . Han muerto seis personas que seguro eran hermanos, tíos, padres, amigos, o hijos de alguien. Es decir, hay unos bolivianos que hoy han perdido seres queridos y cercanos simplemente porque unos cuantos delincuentes querían hacer desaparecer expedientes que los comprometían en asuntos oscuros. Es probable que los instigadores de la violencia contra la Alcaldía no hayan tenido la intención de matar a nadie, pero sin duda alguna se aseguraron de que los asaltantes tuvieran todo el tiempo del mundo, porque está claro que la Policía colaboró directamente con su ausencia. Esto no es una mera conjetura, es por demás evidente que se negó a auxiliar a los empleados que estaban encerrados ahogándose con el humo de los incendios provocados por los asaltantes dentro y fuera de la alcaldía, porque el cuartel policial apenas está a doscientos metros de distancia y fueron alertados inmediatamente de iniciado el lío. Ahora bien, lo primero que uno debiera preguntarse es quién puede tener la autoridad suficiente como para paralizar a la propia Policía, cuando ocurre algo tan grave como asaltar una Alcaldía. La justificación que dio el comandante local sobre la carencia de efectivos policiales es un burrada mayúscula, porque todos sabemos que la Policía es una institución que tiene la capacidad de responder inmediatamente cuando hay problemas, así que la cosa está por demás clara, hubo complicidad de la misma. Ahora bien, si uno revisa el historial de violencia e intimidación con el que el MAS gobernó al país esta década (los asesinatos del Hotel América en Santa Cruz, la persecución y exilio de 700 opositores en los inicios de la primera gestión del gobierno de Morales, la violencia ejercida por el ejército en Pando, que se cobró la vida de un pastor en el aeropuerto, así como la posterior secuencia de hechos que involucran a Quintana con la muerte de otros ciudadanos pandinos, la persecución y golpiza a los indígenas del TIPNIS, los enfrentamientos de Cochabamba, donde murió a golpes un jovencito que trataba de defender a su padre, la represión a los rebeldes chuquisaqueños en la Calancha, la indecente persecución a un ex director del Servicio de Caminos, al que lograron matarlo llevándolo a juicio en juzgados paceños, no obstante su delicado corazón, la actual represión tributaria, el uso indiscriminado de las fiscalías y del Poder Judicial para amedrentar o encarcelar a los enemigos políticos, así como tantos otros episodios de violencia y represión) si revisa ése historial decíamos, podrá ver que el partido que gobierna nunca tuvo en mente respetar los valores y principios constitucionales (libertad, seguridad, derechos básicos, a la vida, al disenso, institucionalidad, etc). Se llenaron la boca de conceptos democráticos pero en la intimidad se limpiaron el trasero con ellos, y en toda esa violencia y represión contra los bolivianos la Policía jugó siempre un rol importante… Pero ¿es el gobierno el verdadero responsable de todo eso? Quiero decir ¿es Evo Morales el único culpable por la debacle institucional y moral del país? ¿En verdad Evo Morales, Quintana o Linera tienen la culpa de todo lo que ha pasado en el país esta última década? ¿No es claro acaso que los aludidos apenas son un hato de inescrupulosos con la cabeza saturada de dogmas antidemocráticos? ¿Cómo un grupo de impostores e ignorantes lograron alcanzar el gobierno de la Nación? ¿Acaso se subieron a palos y con violencia? Bueno, a palos tumbaron un gobierno constitucional, pero luego fueron elegidos por aclamación. Entonces ¿No será que los propios bolivianos tenemos también culpa de todo esto? Porque hasta donde uno recuerda una gran mayoría del pueblo boliviano (clases medias, obreros, profesionales, periodistas y políticos, etc) no sólo colaboramos entusiastamente para instalar el lúmpen que ahora nos gobierna, sino que nos reímos con una indiferencia criminal y retrógrada cuando estas personas acosaban y perseguían, por ejemplo, a los opositores cruceños a los que se atormentó con juicios y violencia contra ellos y sus familias, por el sólo delito de pensar diferente. Yo recuerdo claramente de algunos amigos expresiones como «que se jodan estos cambas» o insultos contra los productores agrícolas a los que se acusaba de ser una «oligarquía explotadora». .. Lo que quiero decir es que la culpa de la historia de violencia contra los bolivianos y la culpa por despilfarro de los recursos públicos, no la tienen exclusivamente Morales y compañía, también es responsabilidad de todos aquellos que eligieron a estos señores sin hacer un mínimo esfuerzo de informarse y de pensar. Creer que la felicidad y la prosperidad llegan por virtud de unos angelitos bienintencionados es una imbecilidad suprema, propia de pueblos como el nuestro, que no entiende que el desarrollo es más bien consecuencia del trabajo esforzado en un orden de libertades e instituciones diseñadas para la salvaguarda de la vida y la propiedad de las personas. Es decir, de un orden donde, por ejemplo, la Policía cumpla mínimamente con su rol constitucional, sin que ningún presidente ni autoridad circunstancial pueda subordinarla a sus intereses personales, que es lo que pasa en nuestro país. Asumamos entonces nuestra parte y empecemos por algo fundamental, informémonos debidamente cuando se trata de asuntos donde se nos va la vida y el patrimonio. La ignorancia paga siempre un alto precio, el atraso y la pobreza indefinida, cuando no la vida de algunos.
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