En el Día del Periodista – LA PRENSA (Editorial) – 9.5.2010)
La libertad de expresión es sinónimo de democracia, y ésta hay que preservarla porque es el mejor sistema para la convivencia civilizada y pacífica…
Relacionado y anrzado:
El cuarto poder por Willi Noack Presencia, 29.04.1987
El Mundo, 11.05.1987
La Gaceta del Norte, No. 25, 3era semana de febrero de 1993
El Día del Periodista que se celebra este 10 de mayo encuentra a la prensa nacional fortalecida por el respaldo de la sociedad, que la ha puesto en el segundo lugar de su confianza después de la Iglesia Católica.
Ese reconocimiento constituye un motivo de satisfacción en esta fecha en que los periodistas celebran su aniversario y que encuentra a la prensa acosada por quienes quieren no sólo acallarla, sino ponerla al servicio de sus intereses ideológico políticos.
El periodismo boliviano ha experimentado en los últimos años el mayor acoso y represión que se recuerde en democracia.
Es cierto que en el pasado hubo intentos de otros ostentadores del poder político de imponer leyes para silenciar al periodismo, que siempre fue y será un servidor de la sociedad sin importar quiénes se encuentren al mando de la nación. Pero también hay la convicción de que ahora o mañana habrá pretensiones de conculcar la libertad de prensa y esconder bajo la alfombra la basura de malas gestiones o hechos irregulares.
Quienes piensen así deberán estar conscientes de que la libertad de expresión, en la que está inmersa la de prensa, es el derecho fundamental que garantiza la vigencia de un sistema democrático. Deben comprender que sin plena libertad de prensa, no habrá democracia por mucho que pregonen su vocación democrática a los cuatro vientos.
La libertad de expresión y de prensa es sinónimo de democracia, y ésta hay que preservarla porque es, con todas sus deficiencias, el mejor sistema descubierto para una convivencia civilizada y pacífica. Por ello, los organismos internacionales no sólo la inscribieron en las declaraciones universal y regional de los derechos humanos, sino que buscan profundizarla.
Para ello han acordado y los Estados se han comprometido a despenalizar los delitos de prensa de desacato y calumnia contra funcionarios públicos y a dictar leyes que hagan efectivo, y con un mínimo de restricciones, el acceso a la información pública.
Existen funcionarios públicos en diversas partes del mundo que, con el pretexto de preservar su intimidad, quieren esconder hechos que dañan al Estado y de esa forma quedar impunes.
El tener una ley de acceso a la información es una obligación que se han impuesto a sí mismos los Estados al refrendar aquellas normas internacionales de lucha contra la corrupción. Se considera que ella facilitará el descubrimiento de actos irregulares de aquellos funcionarios que usan el poder para beneficio propio o de sus intereses particulares.
Bolivia es uno de esos Estados, pero que no ha incumplido hasta ahora su compromiso. Los periodistas bolivianos exigen en este día una ley, con las menores excepciones, que facilite la tarea investigativa y así cumplir más eficientemente con la misión de fiscalizar al Estado.
Al cumplirse el Día del Periodista, La Prensa rinde su homenaje a sus periodistas y a todos quienes están realizando esta tarea en otros medios sin importarles las agresiones físicas o verbales y sin fijarse en los riesgos que corren, con tal servir honestamente a esa sociedad que confía en ellos más que en muchas otras organizaciones, incluyendo al Gobierno.
http://www.laprensa.com.bo/noticias/09-05-10/noticias.php?nota=09_05_10_edit1.php
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Rwlacionado:
El cuarto poder Presencia, 29.04.1987
El Mundo, 11.05.1987
Cuando en el siglo XVII, luego de una larga época maquiavélica, el filósofo inglés John Locke (1632 – 1704) desarrolló con su teoría del Estado, formulando la demanda por la tolerancia y nuevas formas de convivencia, organización social y política (soberanía del pueblo, sistema de representación), las mismas que tuvieron un gran impacto en la sociedad, – algunos de estos enunciados forman parte de la Constitución Política de los Estados Unidos -, empezó una nueva era de la humanidad, la “era de la libertad”.
Charles de Montesquieu (1689 – 1755), el ilustre filósofo francés de la época del “esclarecimiento”, profundizó los pensamientos de Locke en su teoría de la división o separación de los poderes, orientado y guiado por su fe en el razonamiento del ser humano (“L’Esprit des Lois”, El Espíritu de las Leyes, 1748, con 22 ediciones de dos años).
Estas ideas revolucionarias llegaron a Latinoamérica a través de J.J. Rousseau (1712 – 1778), otro impulsor de la “ilustración” como se llama también este complejo movimiento intelectual, cuando el gran libertado de América, Simón Bolívar, tuvo por maestro a Simón Rodríguez, un auténtico discípulo de Rousseau.
La mencionada separación de los tres poderes es el principio básico de la constitución política de un estado democrático, el cual protege al individuo contra el Estado cuando éste se convierte en absolutista y abusivo.
Así, el Estado tiene tres tareas, y éstas son: la legislación, la ejecución y la jurisdicción, las cuales están a cargo de tres organismos independientes uno del otro, que son: el parlamento, el gobierno y las cortes de justicia.
La democracia representa no solamente una forma de organización de la comunidad estatal, sino también una manera de convivencia general.
Condición sine que non es el derecho de las minorías a opinar sin perjuicios y obstáculos. Existen reglas democráticas del juego que no deben ser violadas bajo ningún concepto.
Las ideas democráticas están sujetas a la evolución, por ejemplo en el afán de las masas por la superación social y codeterminación política.
Gracias a la libertad de prensa y opinión garantizados en la Constitución Política del Estado como la máxima orientación, se ha establecido un poder adicional: el Cuarto Poder, en forma de prensa libre y medios de comunicación masiva.
Ellos controlan con un criterio de alerta el cumplimiento de las reglas democráticas y descubren los atropellos sin temor y con gran valor cívico, para advertir a la opinión público sobre hechos ilícitos que van en detrimento de la sociedad. Para que el público, o sea los ciudadanos, reaccionen en muchos casos se necesita concienciar a la opinión pública de la gravedad de los atropellos contra los principios más nobles y fundamentales de la democracia.
Instituciones como universidades, colegios, asociaciones y otros entes públicos están en países democráticos generalmente organizados bajo el mismo principio de la separación de poderes.
Lamentablemente se abre la brecha entre la teoría y la práctica: estamos acostumbrados a que, por ej., el Poder Ejecutivo confraterniza estrechamente con el órgano de control, debido al “esprit de corps”, al espíritu de grupo, cuando los lazos del establishment son más fuertes que la obligación para el cargo público, o sea, cumplimiento con una función democrática del control.
Si esto ocurre, la idea democrática sufre de un abuso, pues los abusivos la utilizan como pantalla justificativa para desarrollar sus actividades ilícitas. La existencia de organismos democráticos pero así desnaturalizados se convierten en una estructura que favorece más bien el desenvolvimiento de la furza egoísta del establishment: en nombre y bajo la protección de la democracia, se impone el poder sin control.
Los ejemplos para el exitoso desempeño de su rol de vigilancia del Cuarto Poder son bien conocidas (Watergate, Irangate, etc.). Gracias al coraje de los representantes del Cuarto Poder se han podido descubrir grandes engaños, con la posibilidad de rehabilitar el orden democrático.
La existencia del Cuarto Poder es ineludible, su deber y rol de cumplimiento también, para evitar que los poderosos asuman más poder del que los gobernadores les han concedido.
Fuente http://www.eforobolivia.org/blog.php/?p=5446
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